El feminismo está enfrentando enormes desafíos que exigen de nosotras una reflexión profunda. La proliferación de discursos antifeministas, los retrocesos en derechos que ya creíamos inmutables y la necesidad de reforzar y recordar que somos las mujeres el sujeto político del movimiento, son solo algunos de los aspectos que le obligan a actualizarse sin perder su esencia.
El movimiento feminista ha desafiado desde su origen normas culturales profundamente arraigadas que muchas personas consideran naturales o inmutables. La resistencia al cambio, combinada con el miedo a perder privilegios, conduce a una reacción negativa hacia quienes abogamos por transformaciones sociales profundas...